Muchas mujeres ven la menstruación como una maldición o como una enfermedad que tienen que soportar mes a mes, y que les impide llevar a cabo las actividades normales de su vida. Nada más lejos de la realidad: debes saber que tu menstruación no es una enfermedad, es un signo de tu salud reproductiva y una parte muy importante de ser mujer.
El ciclo menstrual, que dura aproximadamente 28 días, se contabiliza desde el primer día de la menstruación hasta el primer día de la siguiente regla. Su función es preparar el cuerpo de la mujer para un posible embarazo cada determinado tiempo.
Durante este lapso de tiempo suceden una serie de procesos que van en secuencia, uno detrás de otro, coordinados por el aumento y disminución de ciertas hormonas. Todos estos procesos son indispensables para la fertilidad y la salud reproductiva.
Las mujeres tienen dos gónadas llamadas ovarios. Desde el nacimiento los ovarios contienen cientos de miles de óvulos microscópicos. Durante la pubertad, por efecto de la glándula hipófisis que gobierna muchos de los procesos hormonales, junto con una estructura del cerebro llamada hipotálamo, dan inicio a la vida reproductiva de la mujer con la aparición del primer ciclo menstrual y la primera menstruación.
El ciclo menstrual completo se divide en tres fases:
- Fase folicular: los niveles de progesterona y estrógeno (principales hormonas sexuales femeninas) descienden y produce el desprendimiento del revestimiento uterino llamado endometrio, y tiene lugar el sangrado menstrual.
El endometrio es un tejido que se produce en el interior del útero y su función es implantar al óvulo en caso de que sea fecundado. Simultáneamente, el cerebro estimula la producción de hormona folículo estimulante (FSH), que favorece la maduración de un folículo que contiene un óvulo nuevo dentro del ovario.
- Fase ovulatoria: en este momento los niveles de estrógeno aumentan y el cuerpo produce la hormona luteinizante, misma favorece la salida del óvulo más maduro del ovario. Esto sucede alrededor del día 14 del ciclo, cuando el óvulo viaja a través de la trompa de Falopio hacia el útero, donde puede ser fertilizado por un espermatozoide. Si el óvulo no es fertilizado, se desintegrará.
- Fase lútea: el cerebro estimula la producción de progesterona que continuará preparando el endometrio por si se implantara un óvulo fecundado. En caso de no suceder, se contrae el folículo que desprendió el óvulo y provoca que desciendan los niveles de estrógeno y progesterona, esto favorece el desprendimiento del endometrio para dar lugar a la siguiente menstruación.
En el caso de que el óvulo fuera fecundado, y una vez en el útero, tiene buenas posibilidades de implantarse en el endometrio, lo que produce un embarazo incipiente que detiene el descenso de estrógeno y progesterona para preservar el embarazo, además se empieza a producir gonadotropina (hormona del embarazo).
El día de la ovulación, al igual que el día previo, son los más fértiles en el ciclo menstrual de una mujer, y si quiere embarazarse, es el momento ideal para tener relaciones sexuales. Sin embargo, es posible que una mujer se embarace en cualquier momento de su ciclo menstrual y si no está buscando un bebé, debe tener cuidado y utilizar un método anticonceptivo adecuado a su situación.
Para conocer el día de la ovulación, una mujer puede poner atención a sutiles signos que le ofrece su cuerpo, como un ligero dolor focalizado en un lado del bajo vientre, sensibilidad en los pechos, un ligero aumento en la temperatura corporal y viscosidad en el flujo vaginal.